miércoles, 18 de septiembre de 2013

Espárragos revival.

Pues sí, querid@s lector@s, sí.

De vez en cuando, nos bombardean con aquello de los revivals: que si la música de los 80, el cuéntame, el NO-DO, Roberto Alcázar y Pedrín, el Spectrum, la factura del seguro... esas cosas que nos recuerdan que el pasado fue mejor, cuando lo que ocurre es que no nos acordamos de "lo menos mejor".

Porque, no nos engañemos, todo período de nuestra vida, toda época pasada, tuvo sus luces y sus sombras, sobre todo cuando no pagábamos la factura de la luz, e incluso pagándola.

A veces, sólo recordamos lo que nos conviene, como le sucede a mi parienta, que se acuerda sólo de lo que quiere y cuando quiere.

La psicología tiene esas cosas. Y lo digo yo, autoridad autorizada en la materia, dado que tengo amplia experiencia en el tema, sobre todo como paciente. Y de pago, ahí es na. Menudo BMW lleva el colega.

Es como el jefe (o la jefa), cuando te dice: "Jacinto, hoy ha llegado usted 4 minutos, 32 segundos tarde", y no se acuerda de que llevas toda la semana yéndote a las 9 y pico, cuando la hora de salida oficial es a las 6 de la tarde. Al menos podría acordarse de mi nombre, pues no me llamo Jacinto.

Esto me recuerda el chiste aquél, del paciente que va a ver al médico y le dice:

- Oiga Don Genaro, estoy muy preocupado, pues últimamente pierdo mucho la memoria.
- ¿Desde cuándo? -dice Don Genaro.
- ¿Desde cuándo, qué? -contesta el paciente.

Y qué me dicen de los políticos, que sólo se acuerdan de las corruptelas, cuando hay que acusar al de enfrente.

Bueno, en realidad éstos si se acuerdan de todos los trapicheos, por eso acusan, pero poco, no les vaya a venir algo de rebote, que todos tienen mucho que callar.

¿Y a qué viene todo este rollo de la memoria? Pues por los revivals, no se me despisten, oigan.

Veréis, os cuento.

Resulta que tengo espárragos en un par de jardineras, y desde la primavera, he ido cosechando unos cuantos, pero sin pasarse, pues todavía son jóvenes, sobre todo los de una de ellas, pues los sembré hace menos tiempo.

El caso es que en verano he dejado de cosecharlos, para que los tallos se desarrollen, y las plantas se hagan fuertes, fortaleciéndose así también la raiz (o garra, como se le suele conocer en el mundo esparraguil).

De esta forma, la próxima temporada, tendremos más espárragos y de mejor calidad, pues la planta estará en óptimas condiciones.

Lo que tenía previsto, era dejar dichos tallos hasta que se secaran de forma natural, a principios del invierno, para después cortarlos y dejar las esparragueras tranquilitas, hasta su posterior revival en primavera.

Lo normal, vamos.

Pero la semana pasada, vino el cambio de planes.

Resulta, que en una de las plantas de pepino, tengo una colonia gigantesca de cochinilla algodonosa, y observé con mis bonitos ojos, varias cochinas profilácticas de esas, en varios tallos de esparraguera.

Ni corto ni perezoso, aunque a veces se ponga en duda lo segundo, cogí las tijeras de podar, con las que también me retoco el bigote, y corté todos los tallos de esparraguera, en previsión de una explosión demográfica de guarrillas blanquecinas.

Muerto el perro, se acabó la rabia, dicen.

El caso es que, como era de esperar (porque yo me lo esperaba, que soy muy pillín), a los pocos días las esparragueras comenzaron a brotar de nuevo.

El revival, vamos.

Y he aquí, que esta misma tarde, he contado 21 espárragos que andan diciéndome: "córtame y cómeme en tortilla", pues les va la marcha.

Y qué se le va a hacer... uno es débil... y están tan güenos...

Os dejo unas fotos del acontecimiento, así como otras del estado actual del riego automático, por si a alguien le sirve de inspiración.

Por cierto, las jardineras miden 21 por 54 centímetros, nada del otro mundo.

Hasta la próxima.





martes, 3 de septiembre de 2013

Marco, de los Apeninos a los Andes

Marco Rossi, es un niño italiano, trabajador, alegre y generoso, feliz... hasta que un día, se entera de que su mami se ha ido a Argentina a buscar el sustento familiar.

Un día, Marco decide ir a buscar a su madre, comenzando así un sinfín de aventuras, televisadas convenientemente, para desespero de toda una generación de críos, que, como yo, han quedado "marcados" de por vida.

Uno de los personajes que aparecen en la historia es Peppino, papá de Fiorina (amiga de Marco), Concetta y Julietta. Es titiritero de profesión.

¿Y a qué viene todo esto, se preguntarán ustedes?

Pues la verdad, es lo único que se me ha ocurrido, para presentarles a mi Peppino particular, instalado en la selva de mi balcón andino. Anda que no.

Lo que está detrás de la cucurbitácea es la perfección hecha mano. Que para algo es la mía. Y se nota, pues le da a la instantánea un porte y distinción sin igual. Bueno, da igual.

El verano se acaba, mis queridos lectores y lectoras, y con él, la ilusión perdida de unas vacaciones interminables, las chanclas rotas (nunca duran más de un par de semanas), esas simpáticas discusiones en el chiringuito ("pues yo quiero bravas", "no, que te sientan mal, y después no hay quién duerma por la noche"), la crema pegajosa y reluciente, las miradas de reojo en la playa tratando de avistar cuerpos 10 y el consabido dolor ocular, esas medusas vestidas con transparencias cual sepia venida a menos, el pescaíto frito, la cervecita, el Almax...

Hay que volver a la oficina, exultante, moreno, renovado, en forma... durante media hora al menos, pues toda nuestra fuerza, vigor y positivismo, se nos vienen abajo ante el menor albarán mal "rellenao".

¡Cómo echaremos de menos la piscina! ¡Ayyyyy, esa paellita de conejo! ¡Ayyyyy, la sangría...! ¡Qué chipirones, por Dios, qué chipirones! ¡Los pantalones cortos! ¡Las sandalias! ¡Esa camiseta de Bob Esponja!

¡Esos paseítos por la arena, esquivando las colillas! ¡Esos tampones de 2ª mano, flotando a la deriva! ¡Esas duchas frías antes de meterse en la piscina! ¡La de piedras que había en la playa! ¡El viento llevándose de paseo la sombrilla! ¡La pasta que me ha costao alquilar el apartamento!

En fin, que en casa tampoco se está tan mal, siempre y cuando el resto de vecinos se haya ido de vacaciones. Perpétuas.

Hasta el pepino que viene.



jueves, 6 de junio de 2013

Reflexiones baratas

No os llevéis a engaño por el título. Son reflexiones baratas, porque las doy gratis.

Esto viene a cuento, de un comentario que he dejado en el foro de Infojardín:

"Si hubiese hecho caso a los libros, a intenné, al vecino, al forero mayor del reino, e incluso a mi popó, jamás hubiese puesto en marcha mi huerto balconero.

Lo he dicho muchas veces: mi balcón da al norte, no tiene apenas luz, y al ser un 4º piso, cuando hay viento se nota.

Según todos los expertos del mundo mundial y parte del provincial, en mi balcón no se puede cultivar prácticamente nada.

Menos mal que lejos de ser un experto, soy un ignorante, y me dije: pues voy a probar. Y probando sigo.

Mira qué frases tan bonitas me he encontrado por ahí:

"Fui capaz de hacerlo porque no sabía que no podía hacerse."

"Imposible solo es algo que todavia no ha sucedido."

Los límites vienen solos, no hace falta ir poniéndoselos uno, antes de empezar a intentarlo.

Lo que da de sí un macetohuerto.

Gracias a tí.

Saludos."


Si alguien nos dice: ni lo intentes, eso es imposible, sólo perderás el tiempo... es hora de experimentar por una/o misma/o.

Anda que no.

Saludos.

jueves, 23 de mayo de 2013

Macetohuerto de verano, capítulo 652 bis.

Y aquí sigo, vivo y coleando, de lleno con los trabajos del macetohuerto de verano, aunque este año se reducen a tomateras, tomateras y más tomateras.

Las variedades seleccionadas con esmero y alevosía para este año, son: Marmande (por aquello de hacer amistad en la Unión Europea - nótese un pelín de alevosía en lo de "Unión"), Raf (porque mi cara se va pareciendo a los tomates que da, una cuestión sentimental), Jaquemato (phssss... es un alias, no puedo revelar su nombre verdadero, sin pasar antes por caja), y otra de la que no me acuerdo ahora mismo. Cosas que pasan.

El apio sigue en la maceta, más alto que quien esto suscribe, con flores blancas a porrillo, y aromatizando el balcón, algo que siempre se agradece, pues disimula el pestazo que echan algunos vecinos, cuando fuman en sus respectivos balcones y terrazas comunes de uso privativo (toma ya: pagamos todos, disfrutan unos pocos). Esto último, si a alguien le pica, le digo lo que el filósofo de bar aquél: que se arrasque.

En fin, que ilusión por el macetohuerto tengo mucha, lo que no tengo es tiempo, porque entre el trabajo (y que dure, aunque menos intensamente, pofavó), la familia, los estudios (hay que hacer trabajar a las neuronas también, y necesitamos más selebros, que los pocos que hay se nos van p'Australia), y la preparación del discurso para el Premio Nobel, no me queda mucho. Lo justo para echar una meadita de vez en cuando, nada más.

Siento ser algo grosero, pero es que tampoco tengo tiempo para dejar de serlo.

Es que esta vida que nos ha tocado vivir, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Las buenas, las joías se esconden, y por todos los rincones salen las malas. No, no estoy pesimista, soy pesimista, que no es lo mismo. Pero un pesimista realista, ¿eh?

El estrés... ¡Ay, el estrés, que puñetero es!

Pero nada, oyes, hay que levantar a España.

Eso sí, lo que yo me pregunto es: ¿Y para qué querrán levantarla? ¿Para volver a tirarla después?

En fin, cosas mías... ¿no?




jueves, 7 de febrero de 2013

Psss, que nadie se entere!

Pues eso -leed como si os hablara bajito-, que nadie se entere que tengo en pleno invierno tomates para cosechar en mi balcón.
Y encima son de cierta variedad, que no se sabe si son híbridos, transgénicos o simplemente raros, pero que no se pueden ir cultivando así como así, sin pagar el consabido canon, se entiende.
Como no les puedo llamar por su nombre a los pobres, no sea que al día siguiente tenga al F.B.I.* por aquí, les llamo cariñosamente mis "top secret".
Ellos se ríen con mis ocurrencias, los joios. Son más majos...
Y tan fuertes... se han pasado todo el otoño y lo que llevamos de invierno tropical en el balcón, con estos vientos, ahí, sin rechistar... han salido a su padre. Padre adoptivo, se entiende, no vayan ustedes a pensar...
Por cierto, qué bien queda mi mano en la foto. Le da una prestancia sin igual.
En fin, que ya que estamos os muestro también un repollo, o col repollo, no se, algo tiene que ver con un gallino. Para el caso, que lo tengo en maceta engordando, oigan. Como los pollos, pero sin jaula.
Y también os enseño unas plantitas de habas que tengo entutoradas por aquello del aire ventoso que ha hecho estos días. Viven junto a unas esparragueras que no se han enterado de que es invierno y todavía es pronto para brotar. También hay en el conjunto unos cuantos repollos rezagados. Normal, mucho animal para tan poca jaula.
De plantas habiles tengo doce, si no recuerdo mal, repartidas en varias macetas. Plantas hábiles tengo más. Atención: chiste pa' cultos.
Ay, qué invierno tan raro, por Odín... jolín.

* F.B.I.: Foro Burramen Imperial, lo siento, no se me ocurría otra cosa, ya no son horas para gracietas.





sábado, 2 de febrero de 2013

Hasta la vista, compañero.

Me he enterado de la partida de un querido compañero en esto del huerto y en otras cosas.

No quiero dejar de testimoniar mi afecto por él y el vacío que deja.

Hasta la vista, Nublo. Hasta la vista, Rodolfo.


jueves, 31 de enero de 2013

Estoy hasta los asteroides.

- Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran pisotón para este ajo.- dijo el astronauta Kevin Hofp Garlic, tras poner el pie en la luna, allá por el 2 de mayo del taitantos.

- P'habernos matao, ¿Eh, brother? - añadió su compañero Louis Potato.

- Afirmativo, menos mal que hemos caido en blandito, my friend - respondió Kevin confiado.

- Cierto Kevin, pero esto en la Tierra no hubiese pasado, pues tenemos luna menguante - dijo el resabiado Louis.

Kevin bajó rápidamente la mirada y golpeó con su pesada bota uno de aquellos desafortunados ajos. Levantó su vista al cielo y exclamó lleno de furia:

- ¡Estoy hasta los asteroides de los ajos y la luna!