martes, 25 de diciembre de 2012

Felices fiestas


FELIZ NAVIDAD
2012
Y
PRÓSPERO AÑO NUEVO
2013

[ADVERTENCIA]

Si por cualquier causa no imputable al emisor de esta felicitación, la navidad resulta ser un fiasco por culpa de la suegra o el cuñao y/o el año nuevo acaba siendo la misma deposición de siempre, tenga en cuenta que una felicitación no es más que un mero deseo de quién la escribió.
 
La sola lectura de esta estupidez implica la aceptación de la misma por su parte.
 
Publicada bajo licencia Creative Collons.

(c) 2012 FloppySoftware.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Mis plantas tienen un crecimiento superior a la media.

No es un secreto a voces. Ni tan siquiera es un secreto.

Sí, hay que reconocerlo y, por qué no, presumir de ello: mis plantas crecen más que la media.

Tod@s l@s entendid@s en el tema están de acuerdo con esto. Mal que les pese a algun@s, que van de enteraíll@s por ahí, mientras la envidia les mastica las entrañas.

En fin, la perfección de mi huerto es tal, que incluso no parece un huerto. De hecho, yo mismo, a veces dudo si es un huerto o el edén. "Que le den", estará pensando más de un@. Ya digo, la envidia.

Pero no basta con airear tamaña verdad a los cuatro vientos, no. Además, hay que demostrarlo. Y esta entrada va a dar buena cuenta de ello. Voy a mostraros, queridas novatas e ignorados principiantes, que mi método funciona, que no es una vulgar patraña como la oferta de internet que querían venderme por teléfono hace un rato. O no. Efectivamente, aquí hay un chiste del baratillo.

Como estas cosas no se pueden hacer a la ligera, he seguido en todo momento un método científico. El mío, para más señas. Ahora os explico.

Como tod@s deberíais ya saber, el que esto suscribe es cinturón beige en artes programáticas por la Universidad Diversa, además de Doctor Honorato's Pausa por la Academia de Repaso Lauri. En fin, no es momento de dejaros KO haciendo un repaso exhaustivo de todas mis titulaciones. En CCC tienden la alfombra roja cada vez que me presento, no os digo más.

Como digo, decidí probar empírricamente que mis cultivos tienen un crecimiento superior a la media. Hale, otro chiste fácil. Es por romper el hielo, que tengo ganas de hacerme una limonada.

Lo primero que hay que hacer es informarse. Para ello, consulté la Wikipedia, famosa por su exactitud y rigor:

El método científico (del griego: -μετά = hacia, a lo largo- -οδός = camino-; y del latín scientia = conocimiento; camino hacia el conocimiento) es un método de investigación usado principalmente en la producción de conocimiento en las ciencias. Para ser llamado científico, un método de investigación debe basarse en la empírica y en la medición, sujeto a los principios específicos de las pruebas de razonamiento.1 El Oxford English Dictionary, dice que el método científico es: "un método o procedimiento que ha caracterizado a la ciencia natural desde el siglo 17, que consiste en la observación sistemática, medición y experimentación, y la formulación, análisis y modificación de las hipótesis."

Fue leerlo y entrarme el cansancio. Esta es la razón por la que decidí utilizar mi propio método científico, al que he dado el nombre de:

MÉTODO Y SÁCOTRE


El nombre no es un chascarrillo cualquiera, que os veo venir y eso que estáis lejos. Su significado tiene que ver con aquello de "parece mentira lo que s'ha'stirao el Pepe con lo esmirriao que era". Es decir, conecta directamente con lo que estoy diciendo desde el mismo título, que es que os distraéis y ya estáis pensando en la lista de la compra. Total para qué, si siempre compráis lo mismo.

Lo primero que se necesita para poner mi método en práctica, es un ordenador potente, con mucha memoria, casi tanta como la que tiene mi amadísima esposa, sobre todo para recordar aquellas cosas que viene bien echar en cara cuando menos te lo esperas. Dicho ordenador también precisa de una elevada rapidez de proceso, así que id olvidándoos de la calculadora Laurita, por mucho cariño que le hayáis cogido. Va siendo hora de un relevo, no os hagáis l@s distríd@s.

Como no tengo un ordenador así, decidí utilizar mi cerebro, que para sí lo quisiera la Intel.

Una vez iniciado el proceso, que no detallaré pues ando detrás de una publicación científica (cómo corre la jodía), quedó claro que mi macetohuerto tiene algo especial. Es poner la semilla y al rato ya se empieza a mover algo en la tierra. A veces es la estructura del edificio, que tiembla al paso del vecino de arriba, pero no siempre es así. En ocasiones, es su señora la que camina y deja sentir su grácil movimiento.

Un mes más tarde, tras haber anotado cuidadosamente todas las mediciones, procedí con el cálculo estadístico y llegué a la conclusión que ya os he adelantado.

Una conclusión científica, un hecho incontestable, la prueba irrefutable de que mi huerto es la repanocha de maíz.

Como digo, mis plantas tienen un crecimiento superior a la media.

Y como vosotr@s ¡oh, incrédul@s mortales! sólo creéis en las imágenes, como aquél que dijo "si no lo veo, es que no ha venío" o algo así, he aquí la prueba gráfica que he tenido a bien obtener:



Como no tenía una media a mano (estaba en el pie) he utilizado un calcetín, pero para el caso es lo mismo.

En esta instantánea se puede observar que la tomatera ha crecido muchísimo más que el calcetín y eso que los transplanté el mismo día, a la misma hora, en la misma maceta y en el mismo balcón (a ver si no).

Lo dicho, soy un crack, como dice mi jefe. También dice otras cosas, pero mejor lo dejamos estar.

A mandar.

sábado, 3 de noviembre de 2012

El camino de enmedio

Querid@s lector@s.

Espero que a la recepción de la presente estéis bien de salud, porque ya me imagino que de dinero estaréis fatal.

Y no es para menos, con la que está cayendo. Y lo que nos están robando.

Hoy quiero hablaros del inconformismo, de no dejarse llevar por el borreguerío, de no sucumbir ante la abducción sin platillo volante de por medio, de ser parte en la escritura de vuestro propio guión.

De otra gilipollez de las mías, vamos.

Como sabéis, ahora toca el huerto de invierno. Más que nada, porque dentro de nada llega el susodicho.

Si la estación venidera fuera el verano, tocaría hablar del huerto de verano.

Si estuviéramos dejando atrás el invierno, lo adecuado sería tratar el huerto de primavera, y así hasta aburrirse, y eso sí que no.

Como para aburrirse está el tema. Ni hablar del peluquín. Por ahí no paso, que no quepo. O como dijo el filósofo: "Estás tú que sí", frase divina y repleta de sentido común donde las haya.

La tía del pueblo casi seguro que lo resumiría con un "¿T'as tonto o qué?":

Así pues, toca reinventarse, y qué mejor para reinventar que el huerto macetero.

¿Que "La Enciclopedia Completa a Más No Poder del Huerto" dice que ahora hay que plantar lechugas? Pues hala, todo el mundo a plantar lechugas.

¿Que el "Manual del Huerto Urbano Requetemoderno de La Muerte" explica que ahora es el mejor momento para los nabos? Venga, tod@s p'al Carrefour a comprar un sobre de semillas.

¿Que los rábanos son hiperfáciles de cultivar? Ahí que voy y me siembro medio balcón.

¡Qué más da que no te gusten los nabos! Ojo con la risita floja.

¿No te gusta el sabor picante de los rábanos? ¡Usalo como colutorio dental!

¿Que las lechugas se te ahílan? ¿Y qué? Aprovecha y remiéndate los calcetines con ellas.

El caso es seguir la corriente y no salirse de lo establecido.

Pues mira, no. Hasta aquí hemos llegado, o si no, estaríamos más lejos.

Démosle un poquito de vidilla al huerto, que no sea siempre lo mismo.

¡Hale, todos los veranos a recolectar tonelada y media de tomates! ¿Para qué quiero yo tanto tomate?

¡Venga, todas las noches invernales comiendo coliflor!

¡Toma ya, otros seis kilos de pepinos! ¿Y qué hago yo con tanto pepino?

En fin, supongo que a vosotr@s os pasará igual. Ahora la risita floja es la mía.

¿Y quién mejor que Floppy para acabar con todo eso?

Pues sí, sufrid@s macetohortelan@s, ha llegado el momento que tanto ansiáis, el momento en que el gran gurú de la maceta' plástico comparte con vosotr@s sus conocimientos más profundos, sus inventos revolucionarios, sus tonterías más tontas.

¡Basta ya del huerto de invierno! ¡Abajo con el huerto de verano! ¡Que le den al huerto de primavera! ¡Ignoremos al huerto de otoño!

¡Hay que tomar el camino de enmedio, hasta darnos de morros con la autovía en obras!

Porque ha llegado la revelación macetíl balconense.

Ha llegado...

¡El huerto de entretiempo!

Sí, sí, como lo oís. Se acabaron los convencionalismos, las pautas fijas, los guiones preestablecidos, las mangandas amañadas.

¿Que os apetece sembrar tomates en invierno? ¡Con dos... semillas!

¿Que teneis antojo de patatas en noviembre? ¡A plantar! ¡Si se hielan más fresquitas estarán!

Además, que tal y como está el tema del cambio climático, un año de estos nos quedamos sin estaciones y el huerto de entretiempo nos viene al pelo.

Yo ya he empezado la revolución: tomates en flor, apio, pimientos, repollos, coliflores y coles de Bruselas (los cáctus son para las visitas):



¿Y tú, a qué esperas?

PD: Si padeces de gases y eres masoca, te recomiendo un popurrí de coles como el de arriba. Triunfarás.

domingo, 1 de julio de 2012

Estercolero urbano

"Medio litro de agua mineral sin cloro, una cucharadita de hojas de tomillo machacadas, un cuarto de cebolla troceada, tres hojitas de menta, dos ajos triturados, un chorrito de aceite de oliva virgen extra, tres bolitas de pimienta, y cinco gotas de vinagre."

¿La solución definitiva contra la araña roja? ¿Veneno mortal para los trips? ¿El remedio infalible contra el mildiu?

No, querid@s lector@s, no... es una salsa de autor para carne magra y comensales con estómago insensible.

Por cierto, a dicho autor se le busca por atentado global contra la salud pública. A otros no se les busca y lo merecen más, pero así está la cosa.

En fin, que me desvío del tema.

Volvamos al título de la presente entrada: "Estercolero urbano", ahí es nada.

Pues sí. Lo que ayer era un capricho escatológico, hoy es necesidad imperiosa.

La economía mundial y en particular la local (es decir, la mía), están que trinan y eso que jamás han recibido clases de canto. Y así nos va: de canto. Y te puedes dar con un canto en los dientes. Y ahora vas y lo cantas. Vale, vale, ya lo dejo.

Es incontestable, más que nada porque todavía no he hecho ninguna pregunta al respecto, que la cosa monetaria va mal. Así pues, es incontestable también (todavía no he hecho la pregunta), que tenemos que rascar de donde sea, para intentar ahorrar unos eurillos.

Pues bien, l@s sufrid@s maceto-hortelan@s, necesitamos una serie de ingredientes, por así decirlo, para convertir nuestros tejemanejes en algo sustancial. Con sustancia, vamos. Que para cultivar pepinos sin sabor ya están otros. Y encima te cobran. Yo es que me pongo negro, sin bronceador ni nada.

Evidentemente, mi neurona es plenamente consciente de semejante problemón, y se ha puesto manos a la obra.

Eso sí, el cerebro de quien esto suscribe no sabe de horarios.

¿A qué neurona se le ocurre ponerse a pensar a las dos de la madrugada?

A la mía, evidentemente.

Anoche, mientras yo daba vueltas en la cama, la susodicha estaba dale que te dale, piensa que te piensa, discurre que te discurre, tratando de dar con un elemento susceptible de ser objeto de un plan de austeridad.

Y dio con él, vaya si lo hizo. Eso sí, me jorobó el sueño.

¿Qué elemento fue el elegido?

¿El agua? ¿El substrato? ¿Las semillas?

Querid@s lector@s, tengo el honor de anunciaros que mi flamante neurona ha dado, ni más ni menos, que con:

ESTIÉRCOL URBANO BARATO A MÁS NO PODER

Y encima te lo llevan a casa.

Como no podía ser de otra manera, se precisan ciertas cosas para conseguir dicho resultado.

Son baratas y de fácil acopio sin que te vean:

  • Un cuenco. Vale una tapa de un envase de EstoyCao también, o similar.
  • Otro cuenco. Vale una tapa de un envase de NoesCafé también, o similar.
  • Unos granitos de arroz, algo de alpiste, migas de pan, o chorizo ibérico en lonchas.
  • Agua. Sin gas preferiblemente y potable a poder ser. Es decir, que no sea del grifo.

Instrucciones de montaje:

Poned los mencionados cuencos en el balcón o terraza.

En uno de ellos, a voluntad, ponemos algo de agua, mientras que en el restante ponemos los granitos de arroz, etc.

Esperamos varios días, transcurridos los cuales, tendremos el balcón plagadito de cagarrutas de pájaro, elemento perfectamente utilizable como abono para nuestras plantas.

Prácticamente gratis, natural, ecológico, te lo llevan a casa sin cargo alguno, ¿qué más se puede pedir?

Eso sí, hay que tener mesura a la hora de utilizarlo, pues aplicado a dosis de cagada de avestruz puede quemar nuestras plantas.

Y ahora, voy con las esperadas preguntas.

Agricultor/a urban@: ¿Vives cerca de un parque o jardín? ¿Tu calle tiene arbolitos? ¿El colegio de enfrente de casa tiene árboles?

Si la respuesta es sí, ¡estás de enhorabuena, pues tendrás estiércol pajaril a mansalva!

Dejando a parte a los buitres carroñeros, pues no es éste el lugar de hablar de vecinos, quiero llamar vuestra atención sobre nuestros aliados los gorriones morunos... esas tórtolas y sus primas las palomas... gráciles animalitos que vuelan, beben, comen y... ya me entendéis.

Y para que veáis que no soy yo de esos que proclaman "haced lo que yo os digo, pero no digáis lo que yo hago", os muestro unas fotografías de mi particular estercolero urbano.

Y para finalizar, un consejo: si vuestra parienta o pariento, os viene con aquello de "ostras Pedrín que guarro está el balcón", decidle tranquilamente "tienes razón cariño, ahora mismo lo limpio, es que estos pájaros son una plaga", mientras con una imperceptible patadita ocultáis los cuencos delatores.

Tras lo cual, es imperativo recoger el fruto ansiado con una navajita o espátula, ponerlo a buen recaudo y, ahora sí, ir en busca de la escoba.

¡Qué incomprendid@s somos a veces l@s maceto-hortelan@s!







viernes, 8 de junio de 2012

La costilla de Adán en mi MacetoHuerto

Bueno, "la costilla de Adán"... quién dice "costilla", quiere decir "píloro", por ejemplo.

Porque ya sabéis aquello de "donde dije Diego, digo un pijo", o algo así.

O dicho de otra forma, he utilizado el recurso milenario de la publicidad engañosa. Ni más, ni menos.

Que mi macetohuerto, ahora mismo, parece una sucursal de la selva amazónica, es un hecho, y lo podéis corroborar tranquilamente, echándole un vistazo a una de las fotografías que he puesto, por ahí abajo, en esta misma entrada.

Me gustaría que se pareciese más a un jardín, que a una extensión selvática, pero es lo que hay.

¡Pero si hasta las arañas campan a sus anchas por sus terrenos! También hay alimañas, pero prefiero no hablar de cuestiones vecinales, si no os importa.

Uno de estos días, viene el Ministerio de Medio Ambiente y me lo califica como espacio natural protegido, y no podré ni salir al balcón. Bueno, ahora casi que tampoco puedo, pero es por la masa forestal que hay, el tendedero y el pequeño tamaño del balcón, más que nada. Porque de pie, ando lo justo: un 42 pelao. Eso sí, tengo dos.

En breve, espero poder compartir con vosotros una especie de plano de mi balcón huerteril, para que veáis lo que se puede meter en tan pocos centímetros cuadrados. Si fueran redondos, otro gallo cantaría. Pero es que hoy, todo es tan cuadrado... la cabeza de algun@s, los huevos de... en fin, dejémoslo estar.

Y, ¿a qué viene utilizar semejante engañifa de título, os preguntaréis?

Bueno, ya sabéis que yo miento, pero poco. Lo justo. Una mentirijilla cada 6 u 8 horas, como el paracetamol, y ya está. Y sólo si las molestias persisten.

Vale, vale, ahora os lo explico.

Como digo, mi balcón es un remix de selva y jardín, con sus animalitos y todo, pero no sólo eso, no... hay más.

Ha sido... elegido.

¿Recordáis que hay quien pregona el fin del mundo inminente, y no me refiero al affaire de Bankia?

Pues agarráos los machos, y sujetáos las hembras, porque igual van a tener razón.

Pero tranquil@s tod@s, hay esperanza: tengo pruebas irrefutables de que un nuevo mundo surgirá, distinto al actual, utilizando como semilla éste, pero obteniendo como resultado una civilización civil y civilizada, una humanidad humana y humanizada, una esperanza esperada y esperanzada, una chorrada más y te apago el ordenador, acabo de escuchar por aquí.

Pero lo mejor de todo, es que conozco el lugar del resurgimiento, la zona cero de este mundo, el ave fénix de la especie a la que pertenezco y a la cual aporto todo mi brillante raciocinio: mi balcón.

La fotografía que os muestro a continuación, es la prueba irrefutable, definitiva, incontestable, de lo que he tenido a bien informaros:



En ella, se puede apreciar claramente una hoja de parra, y asomando por sus bajos, un... una... bueno, "eso".

Observad atentamente...

¿No os recuerda a la "costilla", ejem, de Adán? ¿No es esto un signo de los nuevos tiempos? ¿Qué otra cosa puede significar, sino el principio de un nuevo mundo, en el jardín selvático balconero de quien esto suscribe?

Y la pregunta viene a la mente, sin ni siquiera formularla: ¿Y dónde está Eva? ¡Ah, que ha salido hace un rato...!

No temáis pues, herman@s, que todo está bajo control.

En honor a la verdad, la hoja es de una pepinera, y "eso" que asoma es un pepino, pero tratándose de publicidad engañosa, ¿qué esperábais?

Por cierto, adjunto también una fotografía de un proyecto de acebuche.



Y aquí, la selva.


Y unos tomates.


Y esto es todo, de momento, desde la mente de Floppy.

Hasta más leer.


martes, 15 de mayo de 2012

En busca de Jack (el DesTRIPador)

Septiembre de 1888, Londres.

Hace un frío del copón. Para colmo, y por culpa de la espesa niebla, al ir a encender la pipa, me he chamuscado la perilla. Maldita sea, igual va a tener razón mi madre, y tenía que haber opositado a Correos.

Permítanme que me presente.

Mi nombre es Tom Marmande, pero mis amigos me llaman Cherry. Es que me quieren mucho. Soy inspector de policía, y últimamente ando tras los pasos del puñetero Jack el DesTRIPador. Y digo puñetero, más que nada porque no hay manera humana de dar con él. He consultado la guía telefónica, he puesto anuncios en El Trajín, incluso he tenido una tensa conversación con el cotilla del 5º. Nada, todos mis esfuerzos han sido en vano.

Mi jefe en Scotland Yard, piensa que estoy demasiado obsesionado con el caso, y quiere que me tome unas vacaciones pagadas. Pagadas por mi, claro. Y de paso, asignar la investigación a otro inspector. De eso, ni hablar. Hasta ahí podíamos llegar.

Lo que no sabe mi jefe, es el motivo oculto de mi mayúsculo interés por atrapar a ese criminal.

Todos los detectives, deseamos dedicarnos a una gratificante actividad tras nuestro retiro: A Sherlock Holmes le pirraba la apicultura, mientras que Hércules Poirot deseaba exprimir sus células grises con el cultivo de los calabacines...

Pues bien, mi mayor deseo, es poder dedicarme al macetohuerto, una vez haya conseguido mi ansiado retiro. Que tal y como está el tema, vaya usted a saber cuándo será eso, pero en fin...

Ahora bien, hay una cosa que me tiene harto preocupado. Que me tiene harto y preocupado, vamos. Me refiero a las temibles plagas.

A lo largo de toda mi carrera profesional contra el crimen, he logrado resolver casos aparentemente irresolubles, he atrapado criminales culpables de horrendos asesinatos, he restituido valiosísimas joyas a sus legítimos dueños, y sin embargo, soy incapaz de dar con el remedio de-fi-ni-ti-vo que elimine de-fi-ni-ti-va-men-te ciertas plagas de mi adorado macetohuerto. Cagontó, que diría el filósofo.

En estos momentos, mi balcón sufre una incipiente plaga de trips. Y no es cuestión de dejar que se reproduzcan a lo burro, y me joroben las plantas. Que después vendrá la araña roja, y las rematará.

Yo les enseño mi placa de inspector, pero se quedan igual. Ni se van, ni nada. A veces incluso, me parece oir una diminuta risita. Igual es mi imaginación, o la vecina de al lado, no se.

Así pues, he tomado una decisión. Mientras localizo al temible Jack el DesTRIPador para que me ayude con la tarea, he comprado unas trampas cromáticas con ungüento pegajoso incorporado.

Adjunto al presente informe, una fotografía de uno de los artefactos, en la que se puede apreciar las primeras víctimas. R.I.P.

De paso, adjunto otras fotografías, en las que aparecen dos capullos (con perdón) de flor de cebolla, el apio también en flor, una panorámica general del macetohuerto, y unas hojas de tomatera, con señales evidentes de haber sido masticadas por unos cuantos trips, sin consideración alguna por la propiedad ajena.

Firmado:
Tom Marmande
Detective Inspector, placa nº 69.







miércoles, 28 de marzo de 2012

Los invasores del espacio (rural)

Pues sí, queridas lectoras y queridos lectores. A juzgar por las últimas noticias al respecto, aparecidas en prensa, en la Comunidad Valenciana parece ser que estamos siendo invadidos.

Y ni más ni menos, que... ¡por conejos!

Los agricultores serios (no como yo, que no soy agricultor, y tampoco serio), están que trinan, pues a los simpáticos conejitos les da por comer, y mira tú por dónde, resulta que lo que mastican son verduras.

Los humildes macetohortelanos, estamos de enhorabuena, pues nos libramos de esta plaga. Pero que a nadie le lleve a engaño este afortunado hecho. Si esto es así, es más que nada porque los animalitos no llegan a los botones de los ascensores. Pero tiempo al tiempo.

Y no sólo eso, no... los macetohuertanos podemos aprovechar esta invasión. Traquilo todo el mundo, no me refiero a colaboracionismo con el enemigo, no.

El fin de semana pasado, fuí al parque con mi hijo. Los niños jugaban al baloncesto, al fútbol, se desparramaban por el tobogán... los padres tomaban el solecito, otros paseaban al perro, o se paseaban a sí mismos en bicicleta.

Lo normal, vamos. En la gente normal, digo. Pero claro, yo no soy normal... soy Floppy, alias el... bueno, dejémoslo estar.

Lo que quiero decir, es que mientras mi hijo buscaba hormigueros entre los pinos, con sus respectivas hormigas, yo buscaba... ejem... me da cierto apuro... buscaba... estiércol de conejo.

Mi hijo, a veces miraba y me preguntaba "¿qué estás buscando papá?", a lo que yo respondía "nada, cosas para las plantas".

Me pareció escuchar un "qué pesao con las plantas", pero sería el rumor del viento.

¡Ah! ¿Que queréis pruebas...?

Pues mirad la foto.

lunes, 26 de marzo de 2012

¡¡¡Sacrilegio!!!

Sí, yo confieso, he cometido sacrilegio. Varias veces, además. Pero vamos, que no es cuestión de ponerse a recordar, ahora, cosas que ni van, ni vienen.

El hecho concreto al que me quiero referir, ha sucedido hoy. Sí, lo admito, he vuelto a ceder ante las tentaciones mundanas.

Esta historia, comienza un día a mediados de febrero, en que me decidí a sembrar los semilleros de tomate para esta temporada.

Mi intención era tener tanto tomateras Marmande, como Monfavet, por lo que me puse manos a la obra, y sembré en vasitos, como tengo por costumbre. Les hice los agujeros de drenaje de rigor, los llené de buen substrato, un poco de humus de lombriz, algo de agua, y a esperar. Sembré bastantes, pues quería tener tomateras también en el huerto de mi padre.

A las dos semanas, aquello empezó a germinar. Poco a poco, las plantas han ido creciendo, a pesar de las bajas temperaturas, y del que las cuidaba supuestamente.

Hace unos días, transplanté tres tomateras a las macetas. Dejé otras tres para más adelante, porque no me acababa de fiar del clima, y porque me canso hasta de parpadear.

Al día siguiente, observo que una de las tomateras del plantel tenía una hoja "chuchurría", según la designación científica comúnmente aceptada. Como la mascota de mi heredero, estaba situada en su correspondiente chalé adosado, al lado de las plantas, supuse que "sin querer", le había dado un meneito al ir a ponerle comida.

Amputo la susodicha hoja, maldiciones por lo bajini, y a otra cosa.

Hace dos días, me dispuse a transplantar las otras tres, y cual fue mi sorpresa, observé que en el resto del plantel había varias tomateras con las hojas inferiores chuchurrías.

Aquello ya no era obra de mi vástago. Aquello, después de darle a la neurona, concluí que no podía ser otra cosa que... redoble de tambores, por favor... ¡¡¡hongos!!!

Concretamente, esos simpáticos hongos que gustan de jorobar semilleros.

Tengo a las plantas en cuarentena y con tratamiento, pero como yo ya he pasado la misma, y más sabe el diablo por político que por no se qué, he vuelto a sembrar más.

Pero no sólo eso, no... esta mañana, he cometido el sacrilegio a que aludía antes... ha sido difícil resistirme... ellas, tan lozanas, tan jóvenes, me miraban de esa manera, y yo... pobre mortal, al fin y al cabo... en fin, que he comprado doce tomateras de plantel.

Por favor, no lo divulguéis, que mi reputación se va al traste. Una vez más.




martes, 13 de marzo de 2012

Things From Mike

Uno de los problemas de tener varias personalidades, y un sólo blog, es que no puedes escribir todo lo que te van dictando caprichosamente cada una de ellas.

La personalidad que vosotros conocéis, ésta, es la que se pirra por las plantas, y en particular por los huertos. Hay otra, que se asoma bastante por el blog, a la que le pierde el humor. Y una tercera, a la que le gusta escribir.

Estas tres se llevan bastante bien, aunque a veces dan algún que otro problemilla.

Pero claro, mis otras personalidades, están bastante nerviositas y celosas desde hace ya demasiado tiempo, y esto está últimamente un poco incontrolable.

La semana pasada, sorprendí al lector de novelas policíacas a la antigua usanza, y al aficionado a las manualidades, tramando algo. Y la combinación de semejantes personalidades me da un repelús...



Así pues, he de dar una solución al problema, y que todas mis personalidades se explayen a gusto.

Convertir este blog en lo que no es, no me parece correcto, por lo que he decidido crear otro.

En éste, seguirán desparramando sus tonterías las mismas personalidades de siempre, y en el otro, todas las que quieran.

Por cierto, el "otro" blog, es éste: Things From Mike.

Esparragal urbano

Sí, queridas y queridos amigos míos, hastiado de leer aquello de "huerto urbano", "macetohuerto", "huerta en casa", espeluznado al comprobar que todo esto está deviniendo en una moda más, y que pronto veremos anillos de Tous con una lechuga en diamantes, he decidido dar un paso más en mi huerto balconero.

Y al dar ese paso, he agradecido enormemente que la barandilla del balcón estuviese bien sujeta, cosa rara en este edificio, que por poco m'esmorro, y esta historia jamás hubiese existido. Cosa que por otra parte, tampoco hubiese notado nadie, para qué vamos a engañarnos.

Hace un tiempo, leí en el foro de Infojardín, algo así como que no valía la pena cultivar espárragos en maceta, dada la escasa productividad que tendría aquello.

Pues bien, estoy de acuerdo con tal apreciación, puesto que contiene gran sabiduría en sus entrañas, pero por otra parte, no puedo estar más en desacuerdo con la misma. Soy géminis, qué queréis que os diga. Bueno, eso y un inmaduro. Pero ése es otro tema, aunque tratándose de huerta, tampoco lo tengo demasiado claro. Igual me falta potasio. ¿O era fósforo? Ya empezamos.

A lo que iba. El caso, es que tengo en el balcón dos peazo jardineras, con matas de espárragos, que un servidor se encargó de sembrar, cuidar, etc. con vistas a transplantarlas al huerto de mi papi un año de estos.

Y digo un año de estos, y ya van dos, porque por las inmediaciones del susodicho huerto, están realizando unas obras públicas ellas, que seguramente arreglarán todo lo que hay que arreglar pa' los restos. O no. Ya veremos.

Y como no las acaban, las obras, pues no las puedo transplantar.

Así pues, de momento, he decidido convertir mi huerto balconil en un esparragal urbano.

Por ahí os cuelgo unas fotografías, con el desarrollo puntual de uno de los espárragos. La moneda de euro que aparece, como os suelo decir, no es para comparar tamaños, sino para que os chinchéis, que yo tengo pasta, gita, parné a raudales. Si no me compro una casita con jardín, huerto, piscina, y demás es porque no me da la real gana.

¿Qué haría yo sin los arrastrones nocturnos de los vecinos? ¿Qué haría yo sin presenciar, desde el privilegiado mirador de mi balcón, los concursos de gapo tardío, con que me obsequia el eslabón perdido de la humanidad, que mira tú por dónde, vive un piso más arriba que yo?

¡Esas reuniones de escalera..., esas derramas imprevistas! ¡Oh, las colillas esparcidas por doquier!

Que no, que no, que yo me quedo aquí bien agustito, y os mortifico mostrándoos mi eurazo.

Por cierto, el espárrago, nos lo comimos a partes iguales, anoche, mi media naranja y el que esto suscribe.




lunes, 16 de enero de 2012

RefleFloppy Chú

Bienvenidos a un capítulo más de mi sección de bricolaje, manualidades, chapuzas y desastres varios.

En esta ocasión, voy a hablaros de algo muy "in": la inevitable, ineludible, inexcusable, e inigualable secuela del proyecto "RefleFloppy".

Como digo, se trata de la segunda versión del proyecto, esto es, la v2.0, de ahí el "Chú".

A pesar del enorme éxito que coseché con el artilugio inicial, gracias al cual fui nominado varias veces (mi mujer: ¿pero tú no te das cuenta de que estas haciendo el ridículo?, mi hijo: papi, ¿por qué has puesto tantos cartones de zumo en mi balcón?, mi padre: ¿eso qué'eh'lo'que'eh?), tenía en mente, desde el mismo momento en que se materializó, construir, una versión profesional, que revolucionara el cultivo en balcones con poca luminosidad.

Así pues, lo primero era pensar, algo a lo que estoy tremendamente acostumbrado, y que me permite dilucidar los avatares de la vida. A continuación, lloro un rato y se me pasa. Es lo que tenemos los genios sin lámpara.

Una vez apartados los pensamientos inútiles de mi cabeza, me quedé en blanco. Y ya, con un folio en blanco en el cerebro, diseñé lo que iba a ser el futuro huerteril de este milenio y parte del siguiente.

Lo siguiente, era reunir los materiales necesarios para la hacer realidad semejante invento. Necesitaba un material flexible, resistente, y reflectante a más no poder. Los gallumbos del super héroe de turno, no servían. Una visita a google, y toda duda fue despejada. Hay un material excelente para este tipo de proyectos, y su nombre es Mylar. Mercedes Mylar, para ser exactos.

Como es ampliamente utilizado para la María (alias la hierbas), lo suelen vender en Grow Shops, esto es, tiendas donde absolutamente todo lo que hay dentro, tiene que ver con la susodicha. El Mylar es económico, y se puede adquirir por internet en tiendas on line. El problema es que los gastos de envío suman bastante más que el precio del producto, y en algunas tiendas sólo venden rollos enteritos con sus 50 metros y tal.

Estaba la opción de localizar una tienda en las cercanías de mi domicilio, y encontré varias. La María tiene más seguidores que su hijo, por lo visto. Una vez señalados en el mapa los establecimientos, y establecido un plan de acción, desistí. La razón es muy simple: si mi madre me ve entrando, o saliendo, de una tienda de "esas", me deshereda. Y a mí me hace tanta ilusión pagar sus deudas cuando la diñe...

Mamá, es broma, todo el mundo sabe (menos tú) que eres millonaria. Y no tengo ganas de pagar nada.

Por lo tanto, escurrí mi neurona. Había que conseguir un material equivalente, económico, fácilmente adquirible en un comercio frecuentado por la clase obrera, en el que no despertase sospechas mi magna presencia... la tienda de Juan. Tengo la ligera sospecha de que este señor en realidad se llama Hu-an, o Yu-an, o algo así, más que nada porque es chino, pero todo el mundo le llama Juan, y a él no parece importarle mucho mientras le compren. Así pues, la tienda de Juan.

Encontré lo que buscaba: un panel reflector, de esos que se ponen dentro del coche, para que no se te ase el volante, y tus manos cuando lo toques al entrar en él, para iniciar la típica vuelta a casa tras un duro día de trabajo dignificante. Un parasol, vaya.

Unos cortes por aquí, un poco de cinta por allá, unas maderitas, unos tornillitos, y el proyecto había finalizado satisfactoriamente.

Por ahí os pongo una foto.

Lo puse inmediatamente en mi currículum, pues es, sin lugar a dudas, un paso más en mi carrera investigadora. Allá a lo lejos ya se vislumbra el éxito...


PD 1: Mi hijo, otro prometedor inventor, ha construido un espantapájaros modelo araña, que ha colocado en una de las macetas del huerto balconero.

PD 2: El blog ha superado las 40.000 visitas, algo que, aparte de ser incomprensible, es signo evidente de que a la gente le gusta perder el tiempo con mis chorradas. Gracias mil.